Cuenta la leyenda japonesa que tu mayor deseo se realizará al construir mil grullas de papel.
Esta historia se remonta a los años 40 durante la Segunda Guerra Mundial, cuando una niña japonesa llamada Sadako Sasaki fue víctima de la bomba atómica en Hiroshima, que cayó cerca de su casa. Mientras trataba de huir con su familia, se expuso a la lluvia negra, un compuesto pegajoso que causaba problemas de salud.
Aunque la familia sobrevivió a la explosión, nueve años después, Sadako fue diagnosticada con leucemia debido a la radiación de la lluvia negra. Fue hospitalizada poco después.
Durante su estancia en el hospital, una amiga llamada Chizucho le contó la historia de las 1.000 grullas de origami. Le dijo que aquel que lograra hacer 1.000 grullas recibiría la bendición de una grulla, concediéndole su mayor deseo.
Al escuchar la historia, Sadako deseó con todo su corazón curarse de su enfermedad, por lo que se propuso construir las 1.000 grullas. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, Sadako murió antes de completar las mil, dejando 644 grullas de papel.
Cuando sus amigos del hospital se enteraron, decidieron terminar la tarea por ella, completando así las 1.000 grullas. La historia de Sadako Sasaki se convirtió en un símbolo de esperanza y paz en memoria de los niños perdidos durante el ataque.
Ahora, en el Parque de la Paz en Hiroshima, se encuentra una estatua de una niña sosteniendo una grulla en sus brazos. Cada año, personas de todo el mundo hacen grullas de papel y las envían a Hiroshima.
El 6 de agosto, Día de la Paz, los niños de la ciudad cuelgan las grullas en el monumento con la esperanza de transmitir este mensaje al mundo:
"Este es nuestro llanto. Esta es nuestra oración. Paz en el mundo."
La grulla es un símbolo de paz en las culturas orientales. Gracias a la historia de Sadako, la tradición japonesa de hacer mil grullas de papel se popularizó cuando alguien necesita cumplir un deseo difícil. Si alguna vez visitas Hiroshima, no olvides visitar este lugar lleno de significado.